ERITREA
Por: Javier Fernando
Miranda Prieto
"En los campos de refugiados de Sudán y Etiopía, se puede advertir en los rostros de los jóvenes eritreos, las heridas invisibles de su atormentada realidad", según Médicos Sin Fronteras. |
Muchos de los refugiados que tratan de llegar a Europa a
través del Mar Mediterráneo son provenientes de la lejana y casi desconocida
Eritrea. En ese país del Cuerno de África, no hay hambre ni guerra, pero sus
habitantes huyen del inhumano régimen político imperante desde el primer día de
su independencia. El viejo sueño de libertad se convirtió de repente en una
terrible pesadilla. Esos niños que llenaron las calles del país para celebrar
su independencia, para recibir a sus héroes que regresaban a casa, esa
generación vive ahora aterrorizada, refugiada en otros países y cada año esa
tragedia aumenta, alcanzando unos niveles intolerables que el mundo simplemente
ha ignorado.
Independiente de Etiopía desde mayo de 1993, el gobierno de
Isaias Afewerki, ha tratado
sistemáticamente de instrumentalizar las tensiones con el país vecino para
cometer brutales violaciones a los derechos humanos contra su población. Bajo
ese pretexto toda la sociedad eritrea ha sido militarizada, imponiendo un servicio
militar universal e ilimitado. La mayoría de la juventud eritrea no tiene
esperanza en el futuro, servir en una unidad militar o civil es lo único que
pueden hacer desde que tienen diecisiete años y para el resto de su vida.
Ese
ambiente de constante pre-guerra le ha servido a Afewerki, para recortar la
mayoría de libertades, desde la libertad de movimiento a la de expresión, de la
religión a la de asociación. Bajo ese pretexto, la dictadura eritrea no ha implementado
la constitución, ni ha hecho funcionar plenamente la Asamblea Nacional. En la
práctica en Eritrea no existe un Estado de derecho y nadie ha sido llevado ante
la justicia por violar los derechos humanos. Es por esta situación que
organizaciones internacionales defensoras de derechos humanos, como Amnistía
Internacional definen a Eritrea, como "una enorme cárcel a cielo abierto".
Isaías Afewerki, el guerrillero marxista en los 80, derivó en el autócrata despiadado en los 90, cuando llega al poder con la independencia en 1993. |
Los eritreos durante todo su proceso de independencia,
disfrutaron formalmente de las simpatías de África, pero casi nunca ese sentimiento
se transformó en apoyo concreto de los gobiernos del continente. Es que la
bandera de la independencia de Eritrea tocaba una llaga muy viva y dolorosa de
la historia africana: la arbitrariedad de las fronteras nacionales trazadas por
las ex metrópolis coloniales. Temían los gobernantes africanos, por más
comprensivos que fuesen frente a las reivindicaciones de los eritreos, que la
victoria de su causa iniciase un proceso -muy difícil, doloroso y de imprevisibles
consecuencias- de revisión de las injusticias creadas por los intereses
europeos durante el proceso de independencia.
El caso de Eritrea es un ejemplo típico de la ambigüedad de
Europa y de las Naciones Unidas, frente a la realidad histórica de un
continente al que las potencias coloniales se repartieron como si fuese una
torta. Primero como posesión territorial italiana y luego de la Segunda Guerra
Mundial, como “una entidad autónoma perteneciente a Etiopía, bajo
la soberanía de la corona etíope”. El devenir histórico de Eritrea siempre
estuvo ligado a la lucha de su propio pueblo. La soledad que vivió durante su largo
proceso independentista, puede explicar el auto-aislamiento internacional que
Eritrea se ha impuesto en la actualidad, considerándose uno de los países más
cerrados del mundo.
“La soledad que vivió durante
su proceso independentista, puede explicar
el auto-aislamiento internacional que Eritrea
se ha impuesto en la actualidad”
En la actualidad hay un consenso en calificar a Eritrea, como
uno de los países más herméticos y aislados de África y por voluntad propia, es
decir, por voluntad y decisión personal de su dictador, Isaías Afewerki. Este
ex guerrillero de ideas marxistas en los años 80 y líder del Frente Popular de
Liberación de Eritrea FPLE, derivó en autócrata despiadado en los años 90,
cuando llega al poder con la independencia de Eritrea en 1993. Desde su
independencia, Eritrea va ser un país diezmado por la pobreza y la guerra.
Durante los años 1998 al 2000 este país se va ver envuelto en una guerra de
límites fronterizos con Etiopía, conflicto que va dejar un saldo de más 70 mil
muertos entre ambos ejércitos.
Eritrea está anclada en el estratégico Cuerno de África, entre el militarizado Yibuti, el temido Sudán y su enemigo de siempre, Etiopía. |
Por su ubicación geográfica, Eritrea también tiene una
gravitación especial. Está anclada en el estratégico Cuerno de África, muy
próxima a Yibuti, el pequeño país convertido en porta-aviones de las potencias
de occidente y de China. Además, Eritrea tiene una amplia frontera con la
temida Sudán y con su enemiga de siempre Etiopía, nación que posee uno de los
mejores ejércitos de la región. Por estos atributos geopolíticos, el gobierno
de Asmara ha sabido jugar bien sus cartas. Desde hace cinco años, Afewerki
empezó a acercarse a los países del Golfo, a las monarquías árabes, como Arabia
Saudita, Quatar y los grupos yihadistas auspiciados por esos países.
Convirtiendo a Eritrea en un temerario santuario del islamismo radical. Lo que le ha generado un mayor aislamiento y a la par mayores ingresos
económicos, provenientes de las inversiones de sus nuevos amigos árabes.
Por todo ello, en la actualidad Eritrea es toda una incógnita
en el mapa de África y en la región próxima al Golfo de Adén. Una nación
cerrada para occidente, con vinculaciones nada santas con el yihadismo y con un
gobierno dictatorial que ocupa los primeros lugares en la lista de los principales
países violadores de los derechos humanos en el mundo.
“Eritrea es toda una incógnita en el mapa de
África
y en la región próxima al Golfo de Adén.
Una nación cerrada para occidente,
con vinculaciones nada santas con el yihadismo
y con un gobierno dictatorial”
Según el último informe de Amnistía Internacional AI, Eritrea
es un país en el que ser arrestado es un hecho cotidiano, experimentado por hombres,
mujeres, ancianos e incluso niños. Los centros de detención oficiales y no oficiales,
ubicados en la superficie o bajo tierra, o recluidos en contenedores de metal
que incrementan el calor, usados como práctica de tortura, para obtener
confesiones o simplemente para castigar conductas, son la expresión más cabal de los demenciales regímenes
carcelarios que se viven en este aislado país africano. La Comisión de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos, también ha denunciado ejecuciones extrajudiciales y
desapariciones forzosas de personas. Además, Eritrea aparece en el último lugar
en la lista sobre libertad de prensa elaborada por Reporteros Sin Fronteras RSF.
Adicionalmente, Eritrea se ha convertido en uno de los países con más refugiados
en el exterior. “En la actualidad, en los campos de refugiados de Sudán y de
Etiopía, se puede advertir en los rostros de los jóvenes eritreos, las heridas
invisibles de su atormentada realidad”, se señala en un reporte de Médicos Sin
Fronteras MSF. Pero incluso como refugiados, los eritreos no reciben la
protección necesaria. Son secuestrados en Sudán por oficiales eritreos, viven
una vida de precariedad en inhumanos campos de desplazados por toda la región y
cuando consiguen llegar más lejos, entierran sus esperanzas en el Mar
Mediterráneo o caen en las manos de las pavorosas mafias de tráfico de
personas.
“Alrededor de 35 mil eritreos fueron rescatados
el año 2015 por Italia en aguas
del Mediterráneo, según MSF”
La mayoría de los casi 400 fallecidos en la tragedia de
Lampedusa de octubre del 2013 eran eritreos, el país detrás de Siria en el que
mayor número de sus ciudadanos optan por una huida arriesgada. “Un control
omnipresente del Estado y una represión despiadada”, en palabras del informe de
AI, y un éxodo en ocasiones mortal. Alrededor de 35 mil eritreos fueron
rescatados el año 2015 por Italia en las aguas del Mediterráneo, según MSF. “El año
pasado en Italia, el 50% de la gente que llegó como refugiados eran de Eritrea
y de Siria. Estas personas querían un estatus especial, no había que tramitar
mucho para darles el estatuto de refugiados. En países con mucha represión como
Eritrea, que genera muchos refugiados, cerrar los ojos y pensar que no va pasar
nada, es como una muerte en masa anunciada”, informa con mucho dramatismo MSF.
Luego de más de veinte años de independencia, los eritreos
han comenzado el largo viaje para recuperar su dignidad, sabemos que no va ser
fácil, pero más fuerte es la fe inextinguible del pueblo eritreo por un mañana
de libertades y derechos plenos. Alejada de esa enorme cárcel a cielo abierto, en
que se ha convertido el día de hoy.