jueves, 22 de noviembre de 2012


RECORDANDO A THOMAS
SANKARA

Por: Javier  Fernando Miranda  Prieto 


Thomas Sankara Ex presidente de Burkina Faso (1983-1987)

El escritor colombiano Gabriel García Márquez escribía en una crónica sobre la Cumbre de los Países No Alineados realizada en la ciudad de Harare-Zimbabwe en 1986, que le había llamado la atención la actitud de un joven líder africano, que en sus tiempos libres durante el evento, pasaba largas horas leyendo apartado del resto de las delegaciones, su concentración en la lectura y su actitud reflexiva contradecía la alegría y el carácter extrovertido del común de los africanos. Este singular personaje –que llamó la atención al Nobel de literatura- fue Thomas Sankara, quien hace 25 años fue cruelmente asesinado.


Thomas Sankara fue presidente de la antigua Alto Volta (actual Republica de Burkina Faso) entre los años de 1983 a 1987. Sankara por su ejecutoria como líder de su país y por su predicamento progresista e innovador, sigue siendo una figura relevante para entender la historia reciente del África.

Si bien es cierto que Sankara llega al poder a través de un golpe de estado, dirigido por un pequeño grupos de jóvenes oficiales del ejército, tempranamente marcó la diferencia con el resto de las asonadas cuartelarías que dominaron la política de ese país desde su independencia de Francia en 1960.

Heredero de la primera generación de líderes anti coloniales como: Patricio Lumunba del Congo, Kwama N’krumah de Ghana o Julius Nyerere de Tanzania, Sankara va tratar de continuar la herencia de estas figuras históricas del África, bregando por la plena independencia económica y social, que las antiguas metrópolis europeas le negaban a estos países

Sankara va denunciar, a principio de los años ochenta, el neocolonialismo que occidente seguía ejerciendo sobre el continente africano, a través de los famosos Planes de Ajuste Estructural, que les imponía los organismos multilaterales de crédito, así como los efectos sociales devastadores que la deuda externa estaba teniendo para el conjunto de la población de su país.


El lider burkinés, revolucionó las prácticas políticas y sociales, con una serie de medidas que confrontaron el “sentido común”, el pensamiento único neoliberal, que imperaba por esos años en el continente africano y en el resto de los países en desarrollo.

Mediante el golpe de estado, el presidente de Burkina Faso, puso en marcha una autentica revolución en su país: nacionalizó las tierras y las entregó a los campesinos -en un país que el 80% de su población vivía de la actividad agrícola-, estatizó las riquezas minerales -las cuales eran explotadas por un puñado de empresas europeas- emprendió campañas de alfabetización y vacunación, se enfrentó a los organismos financieros internacionales, promoviendo que no se pagara la deuda externa, estimulando la autosuficiencia, para evitar vivir siempre de la ayuda exterior, asimismo, promovió -como nadie ha hecho nunca en  África- los derechos de la mujer.

Mapa de la Repiblica de Burkina Faso

Sobre este punto en particular, Sankara prohibió los matrimonios forzosos, la mutilación genital femenina y la poligamia, asimismo, empezó a colocar, a una gran cantidad de mujeres en los más altos cargos del Estado, se puede de decir, que fue el iniciador de lo que hoy se llama: la paridad de género. Como se ve, nuestro personaje trató de enfrentar y combatir uno de los males más arraigados de la cultura africana: el machismo y la estructura patriarcal de la sociedad del África.

Un año después de ocupar la presidencia, el presidente burkinés, va tomar una decisión muy significativa y simbólica de su gestión, va cambiar el nombre de su país. Su antigua denominación: Alto Volta, tenía una connotación geográfica, se refería a la región naciente del rio Volta, donde los colonizadores franceses se asentaron en el siglo XVII. Pero ante los cambios radicales que estaba ejecutando en su nación, decide rebautizarla como: Burkina Faso, que en idioma kirundi -mayoritario en la región- significa: país de los hombres íntegros.

Haciendo honor al nuevo nombre del país, el revolucionario burkinés, inició una drástica campaña contra la corrupción del Estado. Al presidente le ofendía el derroche y el mal uso que le daban, los funcionarios de su gobierno, a los escasos recursos del país. Sankara, renunció a todos los privilegios que tenía, por ser la primera autoridad de la nación, caracterizándose por un estilo de vida austera y sin ninguna ostentación. El líder de la revolución quería, con su conducta, dar el ejemplo, para forjar dentro de su sociedad, un hombre nuevo, con nuevos valores, valores de solidaridad, integridad y compromisos con el pueblo. Es por ello, que muchos de sus compatriotas, hasta el día de hoy lo recuerdan, como el Ché Guevara de África.




Thomas Sankara para muchos el Che Guevara del Africa


Pero como todo lo bueno acaba pronto, el 15 de octubre de 1987, cinco años después de su llegada al poder, Thomas Sankara es asesinado por sus propios compañeros de revolución. El proceso de cambios que el inició era insostenible, sus radicales reformas habían chocado con muchos interés económicos particulares, desde grandes propietarios del campo, empresas transnacionales, potencias europeas, jerarcas conservadores de la iglesia católica –religión mayoritaria en el país- líderes africanos de naciones vecinas o compañeros de armas que se veían desplazados por el liderazgo de Sankara. Es decir, la condena de muerta al presidente, estaba dada.

La emboscada, en donde mataron cobardemente a Sankara, fue orquestado por el coronel Blaise Campaore, oficial muy cercano al líder de la revolución y más cercano aún, a los interés de las grades potencias, quien se quedó gobernando Burkina Faso hasta el día de hoy. Efectivamente, el coronel Campaore también ha cumplido 25 años, pero gozando del poder.  


Campaore una vez en el gobierno, rápidamente revocó muchas decisiones adoptadas por Sankara e hizo lo posible por borrar su memoria. De hecho su cuerpo fue desmembrado y enterrado en una tumba anónima, hasta una década después, cuando fué encontrado y llevado al cementerio de la capital.


Thomas Sankara con su radical discurso de cambio, se había enfrentado a poderosas fuerzas económicas y políticas que acabaron con matarlo. El imperialismo que tanto combatió lo llevó hasta la tumba.


Sankara en 1986, en la Cumbre de los No Alineados en Harare señalaba estas proféticas palabras: “Aunque los revolucionarios, como los individuos, puedan ser asesinados, nunca podrán matar ni sus sueños, ni sus ideales”. Hoy 25 años después, todo el pueblo del África, no lo ha olvidado.

miércoles, 21 de noviembre de 2012


LA  AYUDA  QUE  EMPOBRECE

Con la autoridad de haber sido uno de los más prestigiosos y respetados líderes del Tercer Mundo, Julius Nyerere (1922-1999) padre de la independencia de la Republica de Tanzania, quien gobernó por más de una década su país a través de elecciones democráticas, nos ofrece en este articulo –publicado por la revista Cuadernos del Tercer Mundo- una aguda critica a los organismos multilaterales de crédito, que condicionan su apoyo financiero a la aplicación de duras y recesivas políticas económicas, como se ha visto en la mayoría de países africanos y como se están aplicando ahora en muchos países del mundo.

Autor:  Julius  Nyerere   Ex presidente de Tanzania


Los programas de ayuda para África, debido a las condiciones que imponen, no cumplen con el objetivo de aliviar la pobreza en los países de ese continente. Por el contrario, su aplicación puede tener como resultado el deterioro del nivel de vida de la población y en especial de los niños.

Los países africanos no son solo subdesarrollados, también son pobres. La tarea de sus gobiernos consiste en distribuir la pobreza lo más justamente posible y al mismo tiempo invertir todo lo que  puedan para la creación de riqueza futura. Se trata de dilemas arduos de resolver.

En periodos de hambruna ¿sobre qué bases deberían distribuirse los alimentos disponibles? Y en tales circunstancias ¿es lógico emplear los recursos de un país en gastos de defensa, de mantenimiento del orden interno o en cualquier rubro no alimentario? Y si así fuera, ¿en qué proporción?

Julius Nyerere (1922-1999) Ex presidente de Tanzania

¿Deben utilizarse los escasos recursos a disposición de los servicios de salud pública, por ejemplo, para la adquisición de insulina, sin la cual algunos pacientes morirían, o para la compra de remedios contra la malaria, que mata a más personas?

¿Deben emplearse el dinero y la mano de obra calificada para satisfacer el consumo corriente o como inversión de capital para incrementar el bienestar futuro?

En un país pobre tales interrogantes son planteadas diariamente al gobierno. En África, al elegirse las soluciones a adoptar, frecuentemente están en conflicto los más elementales derechos humanos, pues los bienes y los recursos humanos existentes son insuficientes para atender todas las necesidades básicas de la población. Para establecer sus programas de desarrollo nuestros países no tienen otra alternativa que utilizar sus pocos medios y organizarse ellos mismos, paso a paso.

Lamentablemente, sin embargo ello se está haciendo cada  vez más difícil debido a las políticas  neoliberales. Los bienes que se producen mediante el labrado de un pequeño terreno con un arado o por trabajo artesanal en pequeñas fábricas no pueden competir en el mercado mundial con los bienes surgidos de la alta tecnología.

Una planificación que tienda a la autosatisfacción de las necesidades de la población con los recursos propios disponibles es, en mi opinión, el único camino hacia el progreso.

El campo africano no puede competir con la agricultura subsidiada del Primer Mundo

No darse cuenta de la necesidad de encarar el desarrollo de un mundo progresivo –y en lo posible autónomo- ha contribuido al actual problema del endeudamiento externo, no solo en África, sino en todo el llamado Sur del planeta. En nuestro apuro, hemos pedido prestado demasiado, alentados por solícitos banqueros, que después aumentaron unilateralmente las tasas de interés.

Todo estado soberano del África tiene –teóricamente- el derecho de organizar su economía del modo que mejor le parezca, pero en esta edad tecnológica, no es posible a nadie aislarse del resto del mundo.

En particular, son los pobres quienes no pueden aislarse de las naciones ricas, desarrolladas y militarmente poderosas o de las empresas transnacionales controladas por tales países. En las ciudades africanas los pobres pueden a menudo evitar comprar en los mercados dominados por la porción de la población comparativamente rica, donde los precios son mas altos. Pero algo similar no es posible a nivel internacional, pues hay un solo mercado mundial.

Por ejemplo, el precio de exportación del café es igual en todos lados y se fija por la acción de intermediarios y especuladores, no por los costos de producción o por lo que los consumidores están dispuestos a pagar. En cambio el precio de los tractores o bienes industriales se basa en los costo de producción, incluyendo en ellos el nivel de vida de los trabajadores en los países desarrollados. Por ello, no es sorprendente que los términos de intercambio se deterioren constantemente en detrimento de los países menos desarrollados.

Así, como los injustos términos de intercambio, los países pobres también deben de soportar los condicionamientos económicos, para acceder a las fuentes de financiamiento de los organismos multilaterales presididos por el Fondo Monetario Internacional –FMI-.

No creo que un condicionamiento tal de la ayuda sea ético. El pueblo de cada nación soberana tiene el derecho de organizar sus propios asuntos económicos a su manera.

Sin embargo en la práctica, para un país en desarrollo obtener el visto bueno del FMI significa siempre aceptar determinadas condiciones. Estas consisten en la devaluación masiva, la eliminación del control de precios y de subsidios, la liberación de las importaciones y el corte de los gastos públicos; todo esto, además de dar una alta prioridad al pago de la deuda externa.

Por lo tanto, cuando una nación se encuentra en honda dificultad, las negociaciones con el FMI no son sino conversaciones acerca de los detalles sobre cómo y cuán rápido tendrá que ejecutar la política económica que consideran ortodoxa.

Es fácil criticar a los gobiernos africanos y no ignoro todos sus errores, ni la frecuente corrupción que en ellos existe. Pero estas culpas no hacen más que empeorar una situación que ya era insostenible. Solo en casos extremos son las causas principales de la situación en la que se hallan nuestros países.







viernes, 16 de noviembre de 2012

EL PUEBLO SAHARAUI

Por: Javier Fernando Miranda Prieto


Sahara Occidental antigua colonia española

Los árabes mayoritariamente no se caracterizan por ser supersticiosos, pero para el pueblo saharaui, el mes de noviembre ha sido casi siempre, un mes fatídico en su devenir histórico. 

En noviembre de 1884 la corona española implantó en esas tierras un protectorado caracterizado por la explotación y el exterminio. En 1975, también en el undécimo mes del año, España suscribe, al margen del pueblo saharaui, un acuerdo de reparto del Sahara Occidental entre sus aliados Marruecos y Mauritania. En tiempos más recientes, el 8 de noviembre del 2010, refugiados del Sahara, que luchaban por su independencia, fueron desalojados brutalmente del campamento de Gdein Izik, dando inicio con esta gesta, a lo que se a llamado la Primavera Árabe.

Pero empecemos por el principio, es premonitorio que fuera el mes de noviembre el elegido por Emilio Bonelli, científico y explorador español, quien en 1884 firmara un tratado con las tribus nómadas del Sahara Occidental -ubicada en las costas noroeste del África- en el cual se establecía un protectorado español en ese territorio, cuya presencia duro hasta noviembre de 1975.

En esa fecha, con el dictador Francisco Franco en el lecho de muerte, España decide retirarse de la región y repartir su colonia entre dos países vecinos, a cambio de ciertos privilegios económicos: el norte para la autoritaria y corrupta monarquía de Marruecos y el sur para Mauritania, país muy dependiente en esa época, de los dictados marroquí. Al año siguiente el llamado Frente Polisario, grupo político militar que representa al pueblo saharaui, proclamó unilateralmente la Republica Árabe Saharaui Democrática (RASD) nombre con que se conoce a la última colonia del continente africano.

En 1979, Mauritania firma un Acuerdo de Paz con el Frente Polisario y abdica de sus ambiciones sobre el Sahara. Quedando solo Marruecos, como la única potencia colonial que se niega a salir del territorio anexado, a pesar de los tímidos llamados de las Naciones Unidas a favor de la independencia del pueblo saharaui.

Campamento de refugiados saharauis en su mismo territorio
Desde ese momento, la tragedia saharaui estará marcada por el sufrimiento y la explotación de un pueblo, que ha visto dividirse a miles de familias, por un lado los saharauis del exilio, concentrados en campos de refugiados en la vecina Argelia y al otro lado de la frontera, los que viven bajo la represiva ocupación ilegal del reino marroquí, que sufren la sistemática violación de sus derechos fundamentales.

Son 38 años de lucha y resistencia de un pueblo que tercamente, está agotando todas las vías pacificas y diplomáticas para la resolución de este conflicto y exigiendo el legítimo derecho de autodeterminación, ante el desinterés y la pasividad tanto de la comunidad internacional, como de los medios de prensa mundiales.

Medios internacionales, que protegen los intereses económicos y estratégicos de potencias como Estados Unidos, Francia, y España. Solo habría que recordar, los ingentes yacimientos de fosfatos y  las riquezas marinas que posee este enorme país desértico, para poder entender  el ensañamiento y la persistencia del colonialismo.

Diversos organismos internacionales, definieron al Sahara Occidental como la zona más rica de todo el norte del África, por contar con el más importante banco pesquero del mundo y por sus reservas de fosfato.

Este conflicto que parece permanecer anclado en el olvido, en ocasiones consigue burlar el bloque mediático internacional, a costa de más vidas de parte del pueblo saharaui.

Campamento Gdeon Izik antes de su destruccion
En noviembre de hace dos años, otra vez el mes once, el mes talismán de los saharauis, en la capital del Sahara Occidental, en el campamento de refugiados Gdein Izik, campamento donde vivían más de 20,000 personas en precarias condiciones, surgió una protesta pacífica que fue brutalmente reprimida por la soldadesca marroquí, quienes en pocas horas arrasaron con todo el campamento, produciendo victimas mortales, numerosos heridos, desaparecidos y detenidos. Lo cual ocurrió ante el desinterés y la pasividad de la prensa mundial.

Este hecho violento, marcó el inicio del despertar de la conciencia del mundo árabe, la masacre de Gdein Izik, aunque no lo quiera reconocer la prensa internacional, fue el primer detonante de la  llamada y muy mediática Primavera Árabe.

En la actualidad, un día cualquiera del recurrente mes de noviembre desde cualquier rincón del territorio saharaui, miles de personas salen todos los días a las calles a  manifestarse exigiendo la celebración del referéndum, que les fue prometido para poder alcanzar su autodeterminación e independencia.  Ante ello el gobierno marroquí no ha escatimado en intervenciones violentas y represivas contra la población del Sahara.

Pero los saharauis no se rinden, con los hechos trágicos de Gdein Izik su terca resistencia y dignidad se han afianzado y seguirán luchando por ello…...y a pesar que sea noviembre. 


lunes, 12 de noviembre de 2012

PARA  ENTENDER  LAS  INTERMINABLES
GUERRAS  AFRICANAS


Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto


Grupo insurgente de la Republica Democratica del Congo
                                      

Quisiera empezar este artículo con una pregunta inevitable. ¿Por qué la mayoría de las sangrientas y brutales guerras que se libran en el África parecen no terminar nunca? Respuesta directa y sin rodeos: Porque no son realmente guerras en el sentido estricto de la palabra, ni tampoco cumplen con lo que tradicionalmente se ha considerado como tal.

A diferencia de otras guerras que ha padecido el continente africano -la guerra secesionista de Biafra, el conflicto entre cristianos y musulmanes en Sudan, las guerras fronterizas de Etiopia y Somalia o Eritrea y Etiopía, los conflictos étnicos en Burundi y Ruanda o la revuelta de los Tuareg en Malí- los combatientes de los actuales conflictos africanos, no tienen ideologías claras, ni objetivos definidos, ni reivindicaciones establecidas. No les interesa realmente la toma del poder, ni mucho menos cambiar el estado de las cosas en sus países. Únicamente quieren robar y traficar con los recursos naturales de las zonas donde operan.

Estos supuestos combatientes, son aventureros que buscan crear una zona liberada y medrar de las riquezas naturales del lugar, si es con el apoyo de alguna potencia extranjera o empresa transnacional mucho mejor. Prueba de ello, es que estos rebeldes prefieren actuar en selvas de difícil acceso. Las montañas y las aldeas alejadas, les ofrecen el cobijo y les permiten cometer sus crímenes y asaltos, lejos del poder del Estado y del accionar de los ejércitos regulares. Pero estas lejanas junglas, deben de estar  próximas a yacimientos de minerales como: oro, piedras preciosas, cobre, coltan -preciado mineral que se usa en toda la industria de equipos móviles- o a pozos o campamentos petroleros. Estos grupos armados nunca suelen operar en zonas sin recursos naturales.

Es por ello, que el tipo de guerras que se libran hoy en la mayor parte de los países del África, tienen que ver más bien con un "bandolerismo oportunista", que con una guerra propiamente dicha. Es el caso de la Republica Democrática del Congo, la cual es escenario de una violencia descarnada, originada por grupos armados como el M 23, que opera cerca de los yacimientos de oro y coltan en la región de Kivu, grupo que tiene el apoyo directo de la vecina Ruanda y a través de este país de transnacionales europeas.

Otro caso de aventurerismo armado, es el se da en la Republica Centroafricana, país que se ve asolado por bandas que se disputan el control de las zonas próximas a los campamentos de extracción de cobre y oro y que recurrentemente tienen fuertes enfrentamientos con el ejército de ese país. Esta banda armada centroafricana se ha convertido en sicarios a sueldo, que busca el apoyo económico de las empresas que explotan las reservas minerales de estas zonas o en caso contrario ellos mismos se adueñan de esos recursos y los ofrecen al mejor postor. 

Los casos de violencia en las Republicas del Chad, Camerún y Uganda tienen el mismo tenor, grupos armados que desde zonas económicas estratégicas le hacen la vida imposible a los gobiernos de turno, usando los más sangrientos y brutales métodos de exterminio contra la población civil: secuestro de niños para enrolarlos a la fuerza a sus guerrillas, amputación de manos o piernas, violación a mujeres o niñas, arrasamiento de poblaciones enteras. Un caso particularmente brutal, es el del Ejercito de Resistencia del Señor un banda armada dirigida por el ugandés Joseph Kony, un fanático religioso y criminal, que la Corte Penal Internacional le abierto un proceso penal por crímenes de lesa humanidad.   


Niño ugandés secuestrado por el Ejército de Resistencia del Señor

Como posible solución a este fenómeno de violencia que vive algunos países del África, gente bienintencionada piensa que hay que persuadir a esos guerrilleros salgan de la jungla y se sienten a negociar con sus gobiernos y abandonen las armas. Pero la pregunta es: ¿Qué se va negociar? ¿Qué se va ofrecer a cambio? Estas guerrillas lo único que anhelan es dinero, armas y matar. ¿Cómo se podría negociar con gente así?

Se ha visto en el pasado experiencias en Liberia y Sierra Leona o en los actuales conflictos en las Republicas Democrática del Congo y Centroafricana, donde después de largas negociaciones y supuestas integración de los rebeldes, estos han vuelto a retomar las armas y echarse al monte.

Aunque resulte duro decirlo y tras varios fracasos de negociación, la única solución pasa por la captura o la eliminación de sus jefes, porque estos grupos armados suelen desaparecer con sus jefes, porque dependen fundamentalmente de sus líderes y de sus ansias de lucro.

A lo mejor también, falta voluntad política a nivel internacional para poner fin a estos conflictos, ya que África todavía, no está suficientemente visible en la actual agenda internacional.






miércoles, 7 de noviembre de 2012

AFRICA  TAMBIEN  VOTO  POR  OBAMA



Por: Javier  Fernando Miranda  Prieto

El joven Obama con su abuela en Kogelo-Kenia ciudad natal de su padre.


La reelección de Barack Obama para un segundo mandato presidencial en Estados Unidos, fue coronada esta madrugada con un sentido discurso de agradecimiento, ha todos sus militantes, amigos y simpatizantes que hicieron campaña por su reelección.

Este agradecimiento a tenido que recorrer miles de kilómetros para poder llegar a muchas ciudades africanas, que esa misma noche eran escenario de manifestaciones de júbilo por el triunfo de su candidato. Digo candidato, porque muchos ugandeses, etíopes, angoleños, senegaleses y principalmente kenianos ven al presidente Obama como uno de ellos, no solo por ser el primer presidente de Estados Unidos de origen afroamericano, sino porque su padre -ya fallecido-, su abuela y demás parientes paternos han nacido y siguen viviendo en Kenia.

Esta simpatía y entusiasmo de los africanos por el presidente Obama, también se vivió efusivamente durante toda la campaña electoral. Durante meses las principales ciudades africanas mostraban en sus calles las diversas y coloridas pancartas, banderolas y todo tipo de propaganda a favor del candidato presidente.

La ciudad de Kampala en Uganda, Dakar en Senegal. Accra en Ghana y por supuesto Nairobi capital de Kenia, se vistieron de fiesta el último mes en apoyo a su distante candidato. Pero este festejo, no solo se vivió entre el pueblo africano, la euforia por el triunfo de Obama también llego a las altas esferas de la política de ese continente. El mismo presidente de Kenia, el veterano político Mwai Kibaki junto a su homologo y vecino ugandés Yoweri Museveni, la misma noche del festejo, congratularon efusivamente a su colega norteamericano por su victoria electoral.

Por otra parte, los más mediáticos presidentes del África, el sudafricano Jacob Summa y el nigeriano Goodluck Jhonatan, como no podía ser de otra forma, en sendos mensajes televisivos expresaron su alegría y satisfacción por el triunfo electoral de Obama.

Pero la figura política africana, que mejor definió el significado de los resultados electorales norteamericanos, fue la presidenta de Malawi la señora Joyce Hilda Banda, la recién electa mandataria señalo: que "la victoria de Obama, es  también la victoria del África" porque, "Obama le ha ganado" -así lo explico la presidenta- "a la intolerancia, al racismo, a la adversidad, le ha ganado a los que se creían ser los dueños del futuro de su nación". En cierta forma, ese también ha sido el devenir histórico del África.

El presidente norteamericano, desde su primera elección hace cuatro años, represento el triunfo de un amplio sector racial de la población de su país, los afroamericanos en Estados Unidos en el año 2008, tenían menos de cincuenta años de haber logrado plenamente sus derechos civiles, coincidentemente los africanos también tenían el mismo periodo de vida independiente.

Es decir, los negros norteamericanos y los negros del África, en contextos distintos, ingresaron a su vida ciudadana, al goce de sus plenos derechos ciudadanos en la misma época – a principio de la década de los años sesenta- y los norteamericanos en tampoco tiempo, en menos de cincuenta años, habían logrado llevar a la más alta magistratura de su nación, a un negro de segunda generación africana.

Por eso, la identificación de los africanos con el triunfo de Obama, porque lo sienten suyo, porque uno de ellos -de origen africano- ha llegado a presidir y conducir la primera potencia económica y militar del mundo.

El "yes we can" el "sí se puede" de la campaña de Obama, es también el "sí se puede" del pueblo africano, sií se puede lograr lo que se quiere, sí se puede salir del subdesarrollo, sí se puede alcanzar la total independencia económica. El triunfo electoral de Obama, también es una victoria para el pueblo africano. Como dijo Barack Obama, hace cuatro años, simbólicamente "nosotros los negros, también podemos".










martes, 6 de noviembre de 2012


ALGO  DE  HISTORIA  AFRICANA


Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto

"La historia de la opulencia de occidente es la historia de la miseria y pobreza del África". Estas palabras del escritor nigeriano Wole Soyinka, el primer premio Nobel de literatura del África negra, confirman una realidad histórica incontrastable.


Mapa de Africa del siglo XV


Desde los primeros navegantes portugueses del siglo XV, la presencia del europeo en el continente africano estuvo caracterizada por una monstruosa acción de saqueo, rapiña y expoliación. El mismo nombre de mucho de los actuales países africanos así lo demuestran: Costa de Marfil, Costa del Oro -actualmente Ghana-, Costa de las Especias -la actual Liberia-, además de Nigeria, Gabón, Benín y Togo que constituyeron la Costa de los Esclavos, cabe mencionar el caso de Angola antigua colonia portuguesa que desde sus costas salieron la población negra que vinieron -bajo la forma de esclavos- a poblar y trabajar en las ciudades costeñas del Perú del siglo XVI.

Sobre el particular hay que recordar, que en nuestro país, a pesar de su independencia, se siguió manteniendo el sistema esclavista como forma de explotación y enriquecimiento económico. Fueron más de treinta años, que el Perú republicano mantuvo este régimen de explotación inhumana, contra nuestros hermanos africanos venidos de Angola.

Como vemos, el propio hombre africano, no fue una excepción dentro de este perverso sistema de explotación: capturado como animal, vino hasta las costas de América para contribuir al desarrollo de la minería y de la agricultura de esta parte del mundo. En el pasado, el expolio colonial llego a agotar muchas de las riquezas del África. Sin embargo, en la actualidad el continente negro sigue siendo un deposito inmenso de recursos naturales, de ahí su importancia tanto para las grandes potencias, como para las principales empresas extractivas.

Pero la historia moderna del África comienza luego de la segunda Guerra Mundial.  La presencia del soldado africano, hombro con hombro al lado de los arrogantes europeos en los campos de batalla y en las academias militares, contribuyo a quebrar el temor a la maquinaria represora colonial. Asimismo, luego de la contienda mundial, una ola de nacionalismo agito el continente negro. Lo cual sirvió, tanto para afianzar la lucha por reivindicaciones culturales y sociales, como para crear en el africano una conciencia de autonomía e independencia.


Capturado como animal vino a las costas de América para ser explotado. 


Es decir, durante los años cincuenta y sesenta se produce la descolonización del continente africano, debido a dos factores: a la resistencia y lucha de su pueblo, luego de la toma de conciencia de su situación de subordinado y a la imposibilidad de los europeos de seguir manteniendo sus colonias, ante la destrucción de sus países y el repliegue de sus ejércitos coloniales.

Ningún país del África alcanzo su independencia sin sacrificio y lo que mas grave los colonos europeos intentaron por todos los medios, frustrar los deseos de libertad de sus ex colonias. La táctica fue simple: imposibilitados de detener el huracán libertario que soplo en el continente, las potencias europeas tuvieron que admitir la independencia política, pero trataron de impedir, a toda costa la independencia económica.


Países como Francia, Inglaterra, Bélgica y Portugal fueron hábiles en este juego. Además, consiguieron que algunos países africanos -como Senegal, Costa de Marfil, Togo, Malawi o Gambia- quedasen en manos de líderes inexpertos, no templados en la larga lucha de liberación. En estos países africanos, las potencias europeas lograron controlar sus recursos naturales, instalar bases militares, manejar sus asuntos políticos internos y controlar sus alianzas diplomáticas, vergonzosa situación, que felizmente en las últimas décadas a cambiado radicalmente.

La otra cara de la moneda, lo constituyen los lideres emblemáticos del África libre, aquellos conductores políticos y militares que guiaron a sus pueblos no solo por la senda de la independencia política, sino hacia una autentica autonomía económica y social, modelo que no significo la perniciosa autarquía económica, sino la construcción de una sociedad libre de la dependencia extranjera, basada en un modelo económico de capitalismo de Estado o de interesantes experiencias autóctonas de socialismo.

Entre esos lideres emblemáticos podemos citar a: Kwame N'Knumah de Ghana, el primer país africano en ser independizado, Jomo Kenyata de Kenia, Amílcar Cabral de Guinea-Bissau, Julius Nyerere de Tanzania, Milton Obote de Uganda, Patricio Lumunba de la Republica del Congo, Sekko Tore de Guinea-Conakry o Agostino Neto de Angola. Figuras políticas que no solo fueron y siguen siendo, ejemplo y admiración en sus respectivos países, sino paradigmas políticos en el concierto de los países del Tercer Mundo.







  


lunes, 5 de noviembre de 2012


OTRA  MIRADA  AL  ÁFRICA


Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto





Cuando pensamos en África, irremediablemente nos viene a la mente la imagen de niños desnutridos, campos de refugiados, guerras interminables o junglas inexploradas, en un marco de desolación, enfermedad y pobreza.

Pero en la actualidad, esta visión del África representa una mínima parte delo que ocurre en este continente, aunque los diversos medi de comunicación en el mundo lo muestran como una realidad inalterable, vigente e inevitable. Presentado una imagen del África distorsionada y muchas veces condicionada por diversos intereses económicos y políticos.

África es más que gente con hambre, África es más que niños desnutridos, África es más que un conjunto de países subdesarrollados. África es conocida por sus desastres pero desconocido por sus logros. Desde hace dos décadas África ha logrado importantes avances en: políticas de alfabetización,  lucha contra la corrupción, democratización política, paridad de derechos y una sostenida estabilidad económica.

Conocemos al África desnutrida, analfabeta y pobre, pero olvidamos que este continente fue azolado por largos siglos de esclavitud y colonialismo y que la mayoría de sus países, apenas tienen cincuenta años de vida independiente. 

Como dice el titulo de nuestro blog, África no es un país,  África es un continente que alberga a 55 naciones, habitado por más de mil millones de personas, conviviendo entre una rica diversidad de etnias, culturas y voces, con cerca de dos mil grupos étnicos y mas de mil doscientos dialectos y lenguas, lo que representa un tercio de las lenguas del mundo.

Como se ve, África es mas que el triste continente que nos quieren presentar los medios de comunicación, es un conjunto de países con muchas limitaciones y escaseces -como todos los países del tercer mundo- pero llenos de potencialidades económicas y riquezas naturales, llenos de niños que van a la escuela, llenos de gente que comen cada día y que sacian su sed y su hambre, llenos de mujeres trabajadoras, con un sitial en la sociedad, en sus economías domesticas y en la política.

Todas estas potencialidades hacen del  África  un continente diverso, múltiple y complejo, es por ello que desde este blog queremos dar otra mirada al África, una mirada más comprometida con su realidad actual y con sus potencialidades futuras.